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jueves, 31 de julio de 2014
Utopías totalitarias en el cine.
Programa realizado por la UNED emitido el 25 - 02 - 2011.
Duración: 21,12
El Siglo XX ha pasado a la Historia como el siglo de los totalitarismos, pero además el XX ha sido también el siglo del cine, que desde sus orígenes ha mantenido una relación de mutua fascinación con los regímenes totalitarios. Esto ha permitido que por un lado el cine se haya convertido en testigo del desarrollo de este fenómeno político, y por otro que se hayan producido interesantes reflexiones fílmicas en torno al hecho en cuestión que han terminado por pasar a la posteridad como obras maestras del Séptimo Arte.
Participan:
José María Enríquez, Filósofo.
José Luis Muñoz de Baena, Profesor Titular Filosofía del Derecho UNED.
Utopías totalitarias en el cine. II Parte.
Programa de televisión.
Fecha de emisión: 27-04-2012
Duración: 21' 50''
Ya hemos visto en el programa anterior que los totalitarismos sólo se hacen posibles a partir de la aparición del Estado contemporáneo, tras la Revolución francesa y mediante conceptos como el de voluntad general o el de dirección del partido sobre la sociedad. Pero ahora nos interesan los medios a través de los cuales pudieron implantarse. Una vez más nos aproximaremos a estos conceptos a través de la representación que de los mismos ha hecho el cine.
Participan:
José Luís Muñoz de Baena Simón, Profesor de la Facultad de Derecho de la UNED; José María Enríquez Sánchez.
martes, 3 de junio de 2014
El cine
Nacimiento de un nuevo arte.
Conviene comenzar por el principio; en la historia del cine pueden señalarse dos comienzos, unopróximo y otro remoto. El primero, literal, está relacionado con el hecho que el cine es el resultado de un desarrollo técnico y científico de finales del siglo XIX, consecuencia de una invención en el dominio de la técnica y no la prolongación de un arte preexistente. El remoto es, primero, metafórico y después estético. Debemos analizar estos dos comienzos, que se necesitan y se complementan. Y lo haremos en orden cronológico.
El más antiguo antecedente del cine suele situarse en el mito de la caverna de Platón. Que es
una fábula o, si se quiere, una metáfora de lavida. Describió Platón en “La República”, cómo un grupo de hombres viven encadenados en una caverna muy profunda. Sobre las paredes se proyectan las sombras de quienes se mueven alrededor del fuego encendido. Arriba una pequeña claraboya deja pasar la intensa luz del día. Nos es dado conocer las sombras proyectadas por los seres y las cosas y no las cosas en si mismas, una ilusión de la verdadera realidad.
De otro lado, muy lejos, en un lugar remoto están las esencias que son las ideas y se parecen a
grandes bloques de cemento inmóviles en un río turbulento. El río es el tiempo. La mesa sobre la cual leo, no es la mesa sino una copia de la idea “platónica” de mesa, un simulacro. La idea de mesa es para el hombre inaccesible. Esos arquetipos se hallan muy por encima de nosotros, fuera de la caverna, y de cuyo lejano resplandor conocemos por la luz solar. De otro lado, si el hombre no puede conocer la esencia de las cosas en este mundo, es porque ellas no son, sino que devienen.
El cine es una metáfora de este devenir, lo son sus imágenes que fluyen incesantes sobre la
pantalla cinematográfica. El cine, entonces, nos daría una aproximación de la caverna, de la condición del hombre, puesto que solo proyecta imágenes de una realidad existente fuera del dispositivo cinematográfico. Y a la vez habla de una forma de representación de la realidad, nos sugiere los límites de nuestras formas de conocer. El gran valor de la metáfora reside en que al contener el concepto de representación, está ya aludiendo a la condición fundamental del cine:
ser un Arte.
Entonces es válido decir que al buscar el origen del cine en el mito platónico, a la vez estamos
preguntando por el origen del arte. Ahora bien, para indagar acerca del proceso de desarrollo del arte a lo largo de la historia, desde sus orígenes hasta el surgimiento del cine, no hay una mejor ilustración, que el ensayo, del crítico francés André Bazin, publicó bajo el título Ontología de la imagen incluido en su célebre libro ¿Qué es el cine?
Este es uno de sus trabajos angulares y ha permanecido en la memoria de los teóricos y críticos
del cine durante décadas, proyectando su validez universal sobre las cuestiones relativas a la definición del cine como auténtico fenómeno artístico.
La tesis de Bazin parte de una interpretación psicoanalítica del arte egipcio: Desde las primeras
manifestaciones artísticas en el seno de una sociedad imbuida de profundas creencias religiosas. Afirmando el origen de la pintura y la escultura en el uso del embalsamamiento de los difuntos con que los egipcios querían preservar intactos los cuerpos de sus muertos. Esta práctica no era sino una batalla contra la muerte, contra la caducidad del tiempo del hombre sobre la tierra. El embalsamamiento, para los antiguos egipcios, era algo que satisfacía una necesidad fundamental en el espíritu humano: “escapar a la inexorabilidad de tiempo”. Llevarlo a la eternidad. Para Bazin la primera creación artística de los egipcios sería la momia, “la estatua de un hombre conservado y petrificado en carbonato de sosa”. Esta estatua, no era más que el elemento central del rito funerario convertido en arte, porque representa el alma del difunto Esta es, según André Bazin, la función fundamental de la escultura en la cultura egipcia. Se trataba pues de “salvar al ser por las apariencias”.
Podrá reforzarse la aceptación de esta teoría con aquella en la cual se considera al arte rupestre
el origen más remoto de una manifestación artística: el animal que ha de ser cazado por el hombre
primitivo es pintado previamente sobre las paredes de la caverna como acto propiciatorios para la ejecución exitosa de la caza, a esto se ha llamado el acto o el pensamiento mágico del hombre primitivo; la representación sobre una superficie, sucederá inevitablemente en la realidad.
La historia del arte explora el largo período donde el vínculo entre religión, magia y arte parece
indestructible. Volviendo a Bazin, éste observa como la civilización, en su proceso evolutivo encontró en el arte una manifestación plena de su ser; Pero aún separado de sus funciones mágicas y primitivas, el arte conserva rezagos de su condición original, y afirma, no sin sentido del humor: “Luís XIV no se hace embalsamar: se contenta con un retrato pintado por Lebrum”. Al Igual que los Sumos sacerdotes egipcios, el Rey Sol quiere permanecer en cierta eternidad. El hombre ya no cree en la identidad entre el modelo y el retrato, al traer la imagen a la memoria, salva al individuo “de una segunda muerte espiritual”.
De esta manera, el arte avanzado ya en el siglo XVII, no responde únicamente a una necesidad
estética de representación de lo bello la cual debe perdurar en el espíritu humano, sino resolver una necesidad psicológica, arraigada desde la época remota del hombre primitivo. Esta cuestión es la representación de las cosas del mundo exterior, es decir, la relación de las cosas con su semejanza.
“Es preciso reconocer que (esa necesidad psicológica) está esencialmente unida a la cuestión de la
semejanza, o si se prefiere del realismo (…) tender a la imitación más o menos completa del mundo exterior”. Pero si tenemos que señalar un acontecimiento decisivo en la búsqueda de aquella fidelidad, anota Bazin, debemos buscarlo en la invención de la perspectiva.
A partir de este descubrimiento se incorporaron las tres dimensiones espaciales al arte pictórico. Una vez satisfecha esta necesidad de imitación de lo real, surgió una nueva inquietud: la pintura, a diferencia del mundo real, carecía de movimiento. Si nos adelantamos un poco más, hasta llegar a mediados del siglo XIX, nos encontraremos con la crisis sufrida por el arte pictórico con el surgimiento del impresionismo.
La noción de representación da un vuelco significativo: el artista no pintará, lo que tiene ante sus ojos, lo hará a través de la manera como lo percibe.
Pintará, no el objeto, sino la impresión del objeto sobre su sensibilidad. Dará testimonio de la
forma como sus sentidos captan la realidad visible. Expresará con sus trazos, las formas y los colores el motivo y la composición de su estado anímico, sus impresiones, su manera de sentir el mundo y la vida.
Más
adelante con el postimpresionismo, y en particular con la pintura de Van Gogh y
Gaugin, esa
interiorización
se hará trágica.
Aquí
tenemos que hacer un paréntesis para comprender cómo el surgimiento del
impresionismo no
es
el resultado del capricho de unos cuantos pintores rebeldes dispuestos a romper
con el modelo del naturalismo del
arte de su tiempo. El movimiento impresionista surge del súbito cambio que el
progreso de la
civilización trae con la invención de la máquina a vapor, es decir con el advenimiento de la revolución industrial.
En este período se transforman radicalmente los estilos de vida; el hombre del
campo es atraído hacia
las grandes urbes; los medios de transporte acortan y anulan distancias. Una
nueva cultura marcha hacia
el futuro con la certeza que el progreso técnico representara bienestar y
felicidad para todos.
Los
grandes centros del comercio, adquirieron un auge nunca antes visto; es el caso
de París, ciudad que
marcó la pauta en el desarrollo de arte, atrae con su vigor y movimiento a los
jóvenes artistas, mostrándoles
nuevos motivos para sus pinturas; hay un tránsito dramático, se pasa en poco
tiempo de
la representación de los motivos de la naturaleza, mitológicos y religiosos a
la representación de vida
urbana.
Los
artistas, ahora inmersos de los ritmos cambiantes de la ciudad, van a pintar
bajo el imperio
de
las nuevas sensaciones y de las súbitas impresiones. La manera como la vida se
percibe, se ha
transformado.
Se ha dejado atrás el ambiente bucólico y pastoril de la naturaleza, y la idea
de duración y
permanencia es inestable, y fugaz, bajo estas sensaciones el artista
impresionista trabaja la representación del momento
fugitivo. Ahora se transforman en los pinceles del pintor en trazos breves, manchas súbitas, juegos de refracción de la luz, delicadas líneas
evanescentes, puntos palpitantes de color y de sombra; son una manifestación de su manera de
percibir la realidad exterior, se tratan de expresar las impresiones sensoriales del artista como
experiencia puramente individual y no ya la aplicación de conocimientos teóricos derivados de los cánones de
la academia.
Si en la invención de la perspectiva, dice Bazin, está el pecado
original de la pintura occidental,
puesto que afirma su carácter realista, con la invención de la
fotografía y el cine llega su liberación.
Niepce, inventor de la fotografía y los hermanos Lumière,
inventores del cine, son en realidad sus
redentores, quienes con sus inventos, han liberado al arte “de su
obsesión por la semejanza”, es decir, del realismo. Tanto la fotografía como el cine, en adelante, son
los medios artísticos a través de los cuales van a satisfacer esa necesidad de reproducir mediante la
obra de arte, las realidades propias del mundo exterior. Tras el postimpresionismo, vendrá el
expresionismo, cuyo referente ya no es el mundo exterior, sino la mirada volcada sobre el mundo interior de
artista, ese ser atormentado de los primeros años del siglo XX. Después vendrá el cubismo, el
futurismo, la abstracción, las vanguardias, etc. El arte se ha liberado de las cadenas que lo atan a la
representación de la realidad visible para abrirse a una pluralidad de conc eptos nuevos, formas, géneros y
estilos que desbordarán incluso sus propios límites.
Estos son, tanto los argumentos como los hechos que presenta Bazin
en Ontología y Lenguaje,
con los cuales ha desarrollado su tesis acerca de las relaciones
cambiantes del arte con la realidad.
Hablábamos arriba de un pasado remoto, el que acabamos de exponer,
y de un pasado próximo en
el desarrollo del cine. Este último es el que esta relacionado con
el contexto histórico, artístico, social, económico y político, bajo el cual el cine aparece relacionado con la
cultura de su tiempo, el 27 de Diciembre de 1895 es el día señalado como la fecha que marca su nacimiento.
En este día, los hermanos Louis y Auguste Lumière ofrecen una velada cinematográfica en un pequeño
café de París. Antes, no debemos olvidar que mientras Francia se establece como la nación origen del cine,
con el invento de Louis y August Lumière; en Alemania, y Estados Unidos, inventos paralelos iban a
disputarles aquel honor. Lo realmente significativo, es la primera presentación publica de una
proyección de cine, más que el invento en simismo; para esa fecha Thomas Alba Edison, en los Estados Unidos,
ya hacía experimentos con imágenes proyectadas de una película rodante a partir de un aparato
semejante al de los hermanos Lumière.
Fragmento del libro: El cine, análisis y estética escrito por Enrique Pulecio Mariño.
lunes, 17 de marzo de 2014
La Historia del Cine:II
Año: 2011
Duración: 60 Minutos
Audio: Inglés
Subtitulos: Si
Sinopsis:
Serie basada y centrada en la particular visión de la historia del cine del crítico británico Mark Cousins, que ya había plasmado anteriormente en un ensayo del mismo nombre. La serie de historia del cine más ambiciosa realizada hasta el momento. La producción se extendió durante seis años.
La serie, narrada por el propio Cousins, pretende hacer hincapié en las películas más innovadoras, aquellas que han creado un estilo o una corriente renovadora, sin ánimo de mencionar únicamente las producciones más premiadas o más conocidas, e intentando acercarse a cinematografías no occidentales en este recorrido
martes, 7 de enero de 2014
La Historia del Cine I
El Mundo descubre un Nuevo Arte
Año: 2011
Duración: 60 Minutos
Audio: Inglés
Subtitulos: Si
Fuente: http://vk.com/video183187401_164883394
Sinopsis:
Serie basada y centrada en la particular visión de la historia del cine del crítico británico Mark Cousins, que ya había plasmado anteriormente en un ensayo del mismo nombre. La serie de historia del cine más ambiciosa realizada hasta el momento. La producción se extendió durante seis años.
La serie, narrada por el propio Cousins, pretende hacer hincapié en las películas más innovadoras, aquellas que han creado un estilo o una corriente renovadora, sin ánimo de mencionar únicamente las producciones más premiadas o más conocidas, e intentando acercarse a cinematografías no occidentales en este recorrido.
Año: 2011
Duración: 60 Minutos
Audio: Inglés
Subtitulos: Si
Fuente: http://vk.com/video183187401_164883394
Sinopsis:
Serie basada y centrada en la particular visión de la historia del cine del crítico británico Mark Cousins, que ya había plasmado anteriormente en un ensayo del mismo nombre. La serie de historia del cine más ambiciosa realizada hasta el momento. La producción se extendió durante seis años.
La serie, narrada por el propio Cousins, pretende hacer hincapié en las películas más innovadoras, aquellas que han creado un estilo o una corriente renovadora, sin ánimo de mencionar únicamente las producciones más premiadas o más conocidas, e intentando acercarse a cinematografías no occidentales en este recorrido.
sábado, 22 de junio de 2013
martes, 30 de octubre de 2012
LA HISTORIA Y EL CINE
El texto que a continuaciòn reproducimos es un fragmento del libro La Historia y El
Cine escrito por el Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza
Ricardo Ibars Fernández y la Licenciada en Historia por la Universidad de Zaragoza
Idoya Lòpez Soriano.
Las relaciones entre la Historia y el cine se remontan a los primeros tiempos
del arte cinematográfico.
Las razones para esa temprana y fecunda relación son varias. Por un lado son
razones similares a las que produjeron el auge de la novela histórica en el siglo XIX
durante el Romanticismo.La naturaleza del cine como espectáculo hizo que los
cineastas buscaran escenarios exóticos y alejados en el tiempo como una forma más
de atraer a los espectadores a las salas de exhibición.
Por otro lado, la realización de argumentos que transcurren en escenarios
remotos permite a los guionistas y directores plantear reflexiones filosóficas e incluso
morales relacionadas con el momento en el que están viviendo pero que al estar
situadas dentro de escenarios históricos adquieren un aire más ejemplarizante y
universal.
Ambos factores se conjugan, por ejemplo, en la película Intolerancia
(Intolerance,1916), de D. W. Griffith donde unos decorados suntuosos y carísimos
(especialmente en las escenas de la antigua Babilonia) estaban puestos al servicio de
un alegato defensivo contra las críticas que había recibido su anterior película El
nacimiento de una nación (Birth of a nation,1915).
Los escenarios históricos (la época de Cristo, la Francia de Carlos IX, la
antigua Babilonia) le sirven a Griffith para proponer la tesis de que la intolerancia que
él ha sufrido es el principal mal que ha sufrido la humanidad a lo largo de los siglos,
convirtiendo así, gracias a la utilización de la historia, un caso particular en algo
universal. No obstante, esa suntuosidad y aparatosidad de la puesta en escena no
evitaron que la película se convirtiera en un fracaso.
Por último, hay que tener en cuenta que el interés del cine por la Historia se
enmarca también dentro de un proceso de popularización de la Historia cuyo consumo
deja de ser exclusivo de las clases intelectuales para pasar a ser privilegio de las clases
obreras y populares.
Podemos ver a continuaciòn la pelìcula completa INTOLERANCIA de 1916 con
subtìtulos en español:
A este respecto, no hay que olvidar que muchas de las primeras
películas intentan reflejar las condiciones de vida de la clase trabajadora. De hecho,
no es casualidad que la primera película rodada por los hermanos Lumière esté
titulada Salida de los obreros de la fábrica de la que existen dos versiones, una en
1894 y 1895, película cuya influencia se dejará sentir incluso en España donde ya en
1897 Fructuoso Gelabert rueda Salida de los trabajadores de la fábrica España
Industrial.
Seguidamente veremos un fragmento de la pelìcula SALIDA DE LOS OBREROS
DE LA FABRICA de 1895:
Sin embargo, estas primeras muestras no deben hacernos olvidar que si bien el
cine era un arte “popular” los primeros discursos cinematográficos estaban
enunciados desde la perspectiva del poder ya que las productoras cinematográficas
estaban en manos burguesas.
La situación cambiará en los años 20 con la revolución rusa y las películas
soviéticas hechas para glorificar la revolución y donde las masas obreras se convierten
en los protagonistas de hecho.
A partir de los años 50, el desarrollo de la televisión y de los medios de
comunicación y de la industria del cine hace que se potencie la cultura de masas e
incrementa el interés de dicha industria por los temas históricos. Es la época, por
ejemplo de los grandes “epics” hollywoodienses.
A partir de los 60 y especialmente, después de Mayo del 68, las cuestiones de
la política internacional más reciente adquieren una especial relevancia en los medios
de comunicación (la guerra fría, las tensiones con la URSS, Vietnam, nuevos
movimientos sociales) y todo ese interés se traslada también al cine.
Otro factor que influye en el interés por reflejar la Historia en el cine,
especialmente la historia inmediata, son las políticas de la memoria y el interés que
tiene revisar y reflexionar acerca del pasado inmediato como consecuencia de haberse
producido un cambio social y/o político importante.
Como vemos, la relación entre el cine y la Historia ha sido larga pero no ha
estado exenta de polémica y debate.
- CINE E HISTORIA: EL DEBATE
Desde que el cine empezó a tratar argumentos históricos el tema ha estado
rodeado de polémica. A ese respecto, el primer gran escándalo que se recuerda quizás
sea el desatado a raíz del estreno en 1915 de El nacimiento de una nación debido a
la fuerte carga racista que impregna el argumento de la película y la interpretación
que hace de hechos como el nacimiento del Ku-klux-klan y de la causa sudista. La
manzana de la discordia estaba servida.
A continuaciòn veremos la pelìcula completa EL NACIMIENTO DE UNA NACIÒN:
Dicha polémica ha ido repitiéndose en determinadas ocasiones a raíz del
estreno de películas muy concretas y eso hasta fechas muy recientes. A este respecto
no está de más recordar la discusión suscitada hace unos años debido al gran éxito
comercial e internacional de La vida es bella (La vita è bella, 1997) del italiano
Roberto Benigni. Tras el estreno de la película en Cannes se alzaron diversas voces en
medios de comunicación como “Le Monde”, “Liberation”, “Telerama” o incluso la
prestigiosa “Cahiers du Cinéma” acusando a la película poco menos que de blasfema
por utilizar el tema del Holocausto para realizar una comedia.
Esta controversia recuerda también a la aparecida con ocasión del estreno de
Holocausto (Holocaust, Marvin J. Chomsky, 1978) cuando se planteó la cuestión de si
el cine da a conocer o trivializa la Historia.
En resumen, las preguntas planteadas por la utilización de la Historia en el
cine podrían resumirse de la siguiente manera:
1) ¿Hasta qué punto el cine permite entender la Historia seria? Esta
pregunta está asociada al tema del valor pedagógico del cine y su valor
como herramienta didáctica.
2) ¿Cuál es el valor histórico del cine? Esta pregunta se refiere a valor del
cine como documento o testimonio histórico.
3) ¿El cine refleja la historia o la deforma? Aquí entraríamos de lleno en
el tema del cine propagandístico y político.
Sin embargo, el debate que se crea con motivo de la emisión en 1978 de
Holocausto y de la encuesta realizada por Habermass por aquellas fechas está mal
planteado desde el principio. La cuestión fundamental no es si el cine falsea, trivializa
u obstaculiza la verdad histórica, puesto que el cine no es la “Historia”, sino sólo una
manifestación o testimonio de la misma o, incluso, una herramienta para conocer la
Historia. Y, como tal herramienta, debe ser sometida a un severo proceso de crítica al
igual que ocurre con las demás fuentes históricas. Hay que incidir no en “si” el cine
transmite la Historia sino en el “cómo” la transmite.
Es decir, el valor del cine para el conocimiento de la Historia depende de dos
factores:
1) La capacidad del espectador para entender la película e interpretarla como
una manifestación más de un momento histórico determinado así como su
capacidad para seleccionar y distinguir los elementos del argumento de
una película que realmente tiene valor histórico de aquellos que son
solamente dramáticos y que sólo sirven a la narración.
2) El uso crítico que el historiador haga del cine como herramienta para
enseñar Historia. Ese uso exige una capacidad crítica y de selección no sólo
de los elementos históricos del argumento sino también de los restantes
elementos que componen una película (guión, montaje, producción, etc.).
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